Cuando Julie Marie Carrier era niña, le fascinaban los animales. Como resultado, todo lo que escuchó mientras creía fue: “Julie, deberías ser veterinaria. Serás una excelente veterinaria. Eso es lo que deberías ser”. Cuando llegó a la universidad del estado de Ohio, tomó cursos de biología, anatomía y química, y empezó sus estudios de veterinaria. Gracias a una beca internacional notaria pudo estudiar su año de pregrado en Manchester, Inglaterra. Lejos de su familia y de las presiones de los profesores en su país se encontró, un monótono día, sentada ante su escritorio, rodeada de libros de biología con la vista fija en la ventana, y de pronto lo comprendió: ¿Sabes una cosa? Soy la persona más desdichada. ¿Por qué soy tan infeliz? ¿Qué estoy haciendo? ¡No quiero ser veterinaria!

Entonces, Julie se preguntó: ¿Cuál sería el trabajo que me gustaría hacer tanto que estaría dispuesta a hacerlo gratos, pero por el que en realidad pudiera recibir remuneración? No es ser veterinaria. Ese no es el trabajo que deseo. Luego volvió a pensar en todas las cosas que había hecho durante su vida y cuáles la había hecho sentir más feliz. Entonces lo comprendió, habían sido las conferencias de liderazgo juvenil que se había ofrecido a dictar como voluntaria en los cursos de comunicación y liderazgo que había tomado como materia selectiva cuando estaba en la Universidad. 

¿Cómo pude ser tan ignorante? Pensó. Heme aquí en mi cuarto año de universidad y hasta ahora me doy cuenta que voy por el camino equivocado y no estoy haciendo lo que debo hacer. Sin embargo, le he tenido frente a mí todo el tiempo, solo que nunca antes me tomé el trabajo de resolverlo. 

Contenta con este nuevo descubrimiento, Julie pasó el resto del año en Inglaterra tomando cursos de comunicación y desempeño en los medios de comunicación. Cuando regresó a la universidad, pudo convencer al fin a la administración de que le permitieran crear su propio programa de “Estudios de Liderazgo” y aunque le tomó dos años más graduarse, se convirtió en consultora ejecutiva de capacitación y desarrollo de liderazgo para el Pentágono. Ganó el concurso de Miss Virginia, lo que le permitió dedicar gran parte del año a dictar charlas a los niños de todo el Estado de Virginia, además de iniciar una carrera de conferencista nacional para potenciar a los jóvenes con mensajes de liderazgo y carácter. La historia de Julie es todo un testimonio del poder que la claridad del propósito puede crear en nuestras vidas. 

La buena noticia es que no necesitamos ir a Inglaterra para encontrar nuestro PROPOSITO, basta con tomarnos el tiempo para encontrarnos dentro de lo más profundo de nuestro ser y así llegar a esa semilla, ese PROPOSITO oculto o enterrado bien en el fondo. 

Fuente: Los Principios del Exito del Jack Candfiel

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