Caso Barry-Wehmiller

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Cuando el mercado de valores se vino abajo en el 2008, como muchas otras empresas Barry-Wehmiller se vio muy afectada. Esta anticuada compañía estadounidense que Bob Chapman estaba transformando sufrió un descenso del 30% casi inmediato en sus pedidos de maquinarias. 

La empresa fabrica maquinaria industrial, las maquinas que compran las grandes empresas de productos envasados para elaborar las cajas donde distribuirlos. Las máquinas que fábrica Barry-Wehmiller se encuentran entre las primeras cosas que se recortan cuando una compañía reduce su presupuesto de compras al pasar por un bache económico, y opta por arreglárselas con las máquinas antiguas de las que ya dispone.

Chapman y su equipo se enfrentaron a una cruda realidad, ya no se podían permitir mantener a todos sus empleados y debían ahorrar 10 millones de dólares. No tenían el volumen de trabajo ni los ingresos que justificaran mantener a todos a bordo. De modo que, por primera vez en mucho tiempo, los despidos fueron un tema de discusión.  

Para muchas compañías, la opción parecería evidente, aunque desagradable. Pero Chapman se negó a despedir a gente solamente porque la empresa tuviera un mal año. Cada vez más veía su empresa como una familia, como un grupo de personas a las que servir y proteger, no solo como un fuerza laboral que utilizar para servir a la compañía. 

¨Nunca se nos había pasado por la cabeza liberarnos de uno de nuestros hijos en un mal momento¨, dice. Por el contrario, la familia tenía que unirse, quizás padecer juntos, pero en última instancia capear juntos los malos tiempos.

Y así, en lugar de despidos la compañía introdujo un programa de permiso obligatorio. Todo empleado, desde le director general hasta la secretaria, tendría que tomarse un permiso no remunerado de cuatro semanas. Podían elegir las semanas que quisieran, y no tenían por qué ser consecutivas. Pero lo que demostró su buena fe como líder fue en modo en que Chapman anunció este programa. Dijo a sus empleados: ¨Es mejor que todos suframos un poco y no que algunos tengan que sufrir mucho¨.

La protección que ofreció Chapman a los suyos tuvo un impacto tremendo. A diferencia de lo que pasa en una compañía que anuncia despidos, poniendo a todo el mundo en el modo de supervivencia, en Barry-Wehmiller los empleados, espontáneamente y por su cuenta propia, se dispusieron a hacer más unos por otros. 

Quienes podían permitirse disponer más tiempo sin percibir un salario lo cambiaron con quienes se los podían permitir menos. Aunque no tenían ninguna obligación de hacerlo, estuvieron más tiempo sin cobrar para ayudar a otros. 

La sensación omnipresente en la empresa era de gratitud por la seguridad que les habían proporcionado. 

Sospecho que en otras compañías que pasan por un mal momento, la mayoría de las personas preferirían perder un mes de sueldo que perder el empleo.

En cuanto las cosas empezaron a mejorar, el programa de permiso obligatorio se canceló y las contribuciones para la jubilaciones que había dejado de pagar la compañía en la mala época no solo se recuperaron, sino que volvieron a pagarse desde el momento en que se habían suspendido. 

El resultado fue impresionante. Los líderes cumplieron la obligación antropológica de un alfa, proteger a la tribu y como resultado los empleados recompensaron esa protección con una enorme fidelidad, dispuestos a hacer lo posible para ayudar a la empresa. Pocos son los empleados de Barry-Wehmiller que se marchan sólo para mejorar su salario.

En esa situación ahorraron 20 millones de dólares de los 10 millones que debían ahorrar.

Para los seres humanos, la seguridad que ofrece a sus miembros una tribu fuerte hace que ésta sea más poderosa y esté más preparada para abordar los peligros y la incertidumbre del mundo exterior. El motivo de que los buenos líderes prosperen en los malos momentos es evidente. Sus subalternos entregan su sangre, sudor y lágrimas para que la tribu, la compañía, avance y se fortalezca. No lo hacen porque tengan la obligación, sino porque quieren. Y, como resultado de ello, la empresa más sólida puede garantizar una mayor seguridad y protección a más personas y durante más tiempo.

La actitud de poner primero a las personas y el compromiso con la integridad son la esencia en la cultura de la Marine Corps de EEUU, e impulsan las decisiones en Barry-Wehmiller.

COSAS EXTRAORDINARIAS OCURREN!

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